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Audiencia con Papa Francisco: palabras de la Presidenta de la UISG
Santo Padre,
Gracias por darnos esta preciosa oportunidad de manifestar nuestra comunión con la Iglesia. Es para mí un gozo y una gracia que sea éste el motivo de mi primer encuentro, como presidenta de la UISG, presentar a Su Santidad una celebración de la vida de Talita Kum, en sus 10 años.
Talitha kum nace en el seno de la Unión Internacional de Superioras Generales como respuesta a una realidad dolorosa e inhumana de la trata de seres humano; ha nacido discretamente, como las cosas de Dios, con pocas, pero decididas, hermanas. Ha sido fruto de una valiente escucha de quienes gritan en su esclavitud y también una decisión de romper el silencio de quienes callamos demasiado. Con la red Talitha Kum, como mujeres consagradas al seguimiento de Jesús, queremos ser expresión de su compasión, de su modo de liberar y de restaurar la dignidad de cada persona.
Estamos aquí la Asamblea de Talitha Kum que desde el 21 al 27 de septiembre, con sus 86 delegadas de 34 Paises, se reúne en la sede de la UISG; con el motivo de celebrar: las vidas rescatadas; celebrar la colaboración en red de muchos núcleos de solidaridad y comunión por la misma causa. Una comunión que está creciendo en el ámbito de la Vida religiosa femenina, con las Iglesias locales y otras instituciones. Celebramos el valor de cada gesto humano, por pequeño que sea. Celebramos la generosidad de los que sostienen los proyectos. ¡Celebramos cuánta bondad de Dios se ha manifestado en todo ello!
Durante los 10 años, Talitha kum ha crecido. En los 90 países, siendo testigos de Jesús y, al mismo tiempo, encontrándonos con Él en el que sufre. Gabriella Bottani, misionera comboniana que desde hace cinco años coordina con el equipo la Organización puede confirmar que 10 años son pocos y seguimos aprendiendo, sobre todo de quienes encontramos en el camino. En estos días de la asamblea nos preguntamos cómo seguir, cuáles son los desafíos más urgentes hoy; cómo asegurar la continuidad y el apoyo mutuo en la comunión.
Santo Padre, nuestro deseo es que con este servicio no solo ayudemos a quienes están afectados por la trata. Creemos que es también una manera de embellecer el rostro de la Iglesia, que se inclina amando ante el sufrimiento de las personas más vulnerables, cuando privadas de libertad.
Le pedimos bendiga nuestra asamblea y todos los esfuerzos. Que nos ilumine con la Palabra.
Invito a la hermana Gabriella Bottani a presentarLe los desafíos que estamos afrontando.