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"Walking Together in Hope" - Lenten Reflection

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"CAMINEMOS JUNTAS/OS EN LA ESPERANZA" - REFLEXIÓN De CUARESMA

La Cuaresma de este 2025 es bendecida año por el Año Jubilar. Estamos invitadas/os a abrir nuestro corazón a la gracia y a la misericordia de Dios, a prepararlo para celebrar con alegría y esperanza el triunfo pascual de Cristo, nuestro Redentor, sobre el pecado y la muerte en este nuestro difícil camino de esclavitud hacia la libertad.

Esta vez, la esperanza es nuestra compañera inseparable. No podemos recordar el éxodo bíblico, nos recuerda el Papa Francisco en su mensaje para esta cuaresma, sin pensar en tantos hermanos y hermanas que continúan huyendo de situaciones de injusticia, miseria, desigualdad, reclamando condiciones de vida digna. De ahí que a nivel mundial nos encontremos en una coyuntura de enorme dolor y vulnerabilidad. 

Muchos/muchas enfrentan continuos riesgos, incertidumbre, inestabilidad, explotación y violación sistemática sus derechos humanos, especialmente en las fronteras norte y sur de México. Lo veo a diario en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde me encuentro ahora. El comedor de la Catedral es un lugar de encuentro donde hay posibilidad de escuchar y animar a estos hermanos y hermanas mientras comen un plato de comida caliente. Ellos y ellas han soportado viajes muy difíciles y, sin embargo, aún mantienen la esperanza de llegar a los Estados Unidos.

Ante semejante realidad, la indignación y la impotencia crecen. ¿Cómo dar cabida a la esperanza? “¿Cómo encontrar un lenguaje sobre el amor de Dios en medio del dolor y la opresión que viven tantos pobres?” cuestionaba Gustavo Gutiérrez. En estas circunstancias, la esperanza surge como necesidad para continuar creyendo que algo nuevo vendrá, que estas situaciones de muerte no pueden y no deben tener la última palabra, porque “la esperanza no defrauda”. 

Por nuestra parte, tenemos una misión privilegiada y difícil: “reconstruir la esperanza destruida por la explotación y la injusticia, reivindicando la dignidad de nuestros hermanos y hermanas.” Sin duda se requiere una transformación estructural profunda que va más allá de las “políticas tradicionales". Necesitamos reconocer la realidad y la responsabilidad compartida: del Estado, de las Instituciones, de la sociedad civil, y también como Iglesia. Necesitamos reaccionar, despertar de este letargo inhumano en el que estamos. No podemos normalizar la violencia y la impunidad cuando se trata de la vida de tantos hermanos y hermanas. 

El Papa Francisco invita a un profundo examen de conciencia, pidiendo una transformación centrada en la dignidad humana. Nos desafía a enfrentar esta realidad en lugar de quedarnos estancados, estancados en el miedo o la complacencia. ¿Trabajamos activamente para liberarnos del pecado y la injusticia? ¿Fomentamos la inclusión y la comunión, asegurándonos de que nadie quede marginado? ¿Confiamos en la misericordia de Dios, reconociendo que la salvación es un don, no un propio logro? ¿Estamos verdaderamente comprometidas, comprometidos con la justicia, la fraternidad y el cuidado de nuestra casa común, valorando a cada persona y sin dejar a nadie atrás?  

Celebrar la Resurrección nos da esperanza, nos abre el corazón y lo llena de sentido. La esperanza es un regalo de Dios, “el ancla del alma”, segura y firme. Pero hay que pedirla, es un ejercicio de cada día. Como cristianos/as, tendremos todo un año para ejercitarnos y salir más fortalecidas/os, para saber ser peregrinas/os de esperanza. 

Que como las Mujeres del Alba, salgamos presurosas caminando juntas/os en la esperanza, con la certeza que Jesús Resucitado saldrá a nuestro encuentro. 

 

Hna. Carmen Ugarte García, OSR,

Coordinadora Regional Talitha Kum para América Latina y el Caribe - México, Marzo de 2025