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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA GENERAL DE TALITHA KUM
Sala del Consistorio - Jueves, 26 de septiembre de 2019
Queridas hermanas:
Me alegra recibiros hoy con ocasión de vuestra primera Asamblea General. Doy las gracias a Sor Kafka y Sor Bottani por su presentación. Talitha Kum nació en 2001 de una intuición misionera de la Unión Internacional de las Superioras Generales, y hoy se presenta como una red mundial que coordina los esfuerzos de los institutos de vida consagrada comprometidos en la lucha contra la trata de personas. En apenas diez años ha logrado coordinar 52 redes de religiosas presentes en más de 90 países de todos los continentes. Las cifras de vuestro servicio hablan por sí solas: dos mil operadores, más de quince mil víctimas de la trata asistidas y más de doscientas mil personas a las que se llega a través de actividades de prevención y de sensibilización.
Os felicito por la importante labor que estáis realizando en este ámbito tan complejo y tan dramático. Una labor que une la misión y la colaboración entre los institutos. Habéis elegido estar en primera línea. Por eso, merecen gratitud las numerosas congregaciones que han trabajado y trabajan como “vanguardias” de la acción misionera de la Iglesia contra el flagelo de la trata de personas (cf. Discurso a los participantes en la Conferencia internacional sobre la trata de personas, 11 de abril de 2019). Y también trabajar juntos: es un ejemplo. Es un ejemplo para toda la Iglesia, también para nosotros: hombres, sacerdotes, obispos… Es un ejemplo ¡Seguid así!
Esta primera asamblea vuestra tiene como objetivo principal la evaluación del camino recorrido y la identificación de las prioridades misioneras para los próximos cinco años. En las distintas sesiones de trabajo habéis decidido centraros en dos cuestiones principales relacionadas con el fenómeno de la trata de seres humanos. Por un lado, las grandes diferencias que todavía marcan la condición de la mujer en el mundo, derivadas principalmente de factores socioculturales. Por otro lado, los límites del modelo de desarrollo neoliberal, que con su visión individualista corre el riesgo de privar de responsabilidad al Estado. Se trata, indudablemente, de desafíos complejos y urgentes, que requieren respuestas adecuadas y eficaces. Sé que en vuestra asamblea os habéis comprometido a identificar propuestas de soluciones, destacando los recursos necesarios para ponerlas en práctica. Aprecio este trabajo de planificación pastoral con vistas a proporcionar una asistencia más cualificada y provechosa a las Iglesias locales.
Aunque importantes, estos no son los únicos desafíos a los que nos enfrentamos. La Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado recientemente las “Orientaciones pastorales sobre la trata de personas”, un documento que explica la complejidad de los desafíos actuales y ofrece indicaciones claras para todos los agentes pastorales que deseen comprometerse en este ámbito.
Quiero renovar mi aliento a todos los institutos femeninos de vida consagrada que han dispuesto y sostenido el compromiso de sus monjas en la lucha contra la trata y en la asistencia a las víctimas. A la vez que os invito a dar continuidad a este compromiso, hago un llamamiento a otras congregaciones religiosas, tanto masculinas como femeninas, para que se adhieran a esta obra misionera, poniendo a disposición personal y recursos para que se pueda llegar a todos los lugares. También espero que aumente el número de fundaciones y benefactores que aseguren su apoyo generoso y desinteresado a vuestras actividades. Con respecto a esta invitación a otras congregaciones religiosas, me refiero a los problemas que muchas congregaciones tienen, y quizás algunas, tanto femeninas como masculinas, podrán deciros: “Tenemos tantos problemas que resolver internamente, que no podemos...”. Decidles que el Papa ha dicho que los problemas “internos” se resuelven saliendo a la calle, así entra aire fresco.
Teniendo en cuenta la magnitud de los desafíos que plantea la trata, es necesario promover un compromiso sinérgico por parte de las diversas realidades eclesiales. Si por una parte la responsabilidad pastoral se confía esencialmente a las Iglesias locales y a los Ordinarios, es deseable también que éstos últimos puedan participar en la planificación y en la acción pastoral de las congregaciones religiosas femeninas y masculinas y de las organizaciones católicas presentes en su territorio, a fin de que la obra de la Iglesia sea más oportuna y eficaz.
En la lucha contra la trata, las congregaciones religiosas están llevando a cabo de manera ejemplar su tarea de animación carismática de las Iglesias locales. Vuestras reflexiones e iniciativas pastorales han allanado el camino para una respuesta eclesial urgente y eficaz. Sin embargo, quiero reiterar que «el camino de la vida consagrada, tanto masculina como femenina, es el camino de la inserción eclesial» (Discurso entregado a la 21ª Asamblea Plenaria de la UISG, 10 de mayo de 2019). Es el camino que ha hecho Espíritu Santo: Él es el Autor del “desorden” en la Iglesia, con tantos carismas, y al mismo tiempo es el Autor de la armonía en la Iglesia. Un camino de riqueza. Y esto es estar en la Iglesia, con los dones del Espíritu Santo: es la libertad del Espíritu. Y si alguno de vosotros tiene alguna duda, tomad los Hechos de los Apóstoles y ved qué creatividad tiene el Espíritu, cuando los creyentes tienen el valor de salir de la Sinagoga, de salir fuera. «Fuera de la Iglesia ―de esta Iglesia― y en paralelo con la Iglesia local, las cosas no funcionan» (Ibid.). Esta Iglesia, rica en tantos carismas, es la que nos dará la fuerza.
Queridas hermanas, os bendigo y encomiendo a la Virgen María vuestros buenos propósitos para el futuro y os aseguro mi recuerdo en la oración. Y vosotras también, no os olvidéis de rezar por mí porque me hace falta. Y me permito un consejo final. No terminéis nunca el día sin pensar en la mirada de una de las víctimas que habéis conocido: será una hermosa oración. Gracias.