Historias de renacimiento

“Trabajaba en una industria química en Uganda. Me puse enferma a causa de la alergia a los materiales que utilizábamos y tuve que dejar el trabajo. Compré un pequeño quiosco para vender comida para los transeúntes. Todo iba bien, hasta que una agencia me estafó al ofrecerme trabajar en Oriente Medio. Creí que se me presentaba una gran oportunidad y, en su lugar, me encontré en un contexto de esclavitud doméstica.
Trabajaba sin parar y no me daban ni comida ni compensación alguna. No en pensaba en otra cosa que en escapar de aquella terrible situación. En un primer intento de fuga fui violada por un taxista al que había pedido ayuda. Pero la desesperación me llevó nuevamente a huir; afortunadamente, este taxista sí que me acompañó a la embajada. Era el inicio de una nueva vida: llegué a una casa de religiosas que me atendieron y me dieron comida, vestido y dignidad. Un día pedí a la hermana si había posibilidad de volver a casa, pues a menudo pensaba en la felicidad que me había dado mi pequeño quiosco no muchos años antes cuando era su propietaria. Las religiosas me ayudaron a obtener los documentos y a entrar en contacto con mi país de origen. Actualmente vivo en Uganda y las religiosas continúan ayudándome en mi itinerario de reinserción laboral y social”. (TK Uganda).

Crédito de la foto: © Lisa Kristine